Boston Public Library (BPL) branches are on the cutting board; sad but true. The first USA city to offer its residents the service of public libraries is now planning on cutting 15 out of the 26 branch libraries. Sadly, Amy E. Ryan, the BPL’s director, and Mayor Menino are all for this idea. Both have been quoted as follows,
Just because they try to make it sounds benign, doesn’t mean it is. Their idea of “[delivering] services more successfully” heavily relies on online services. The argument being that we now live in a technology based world, and we should keep up with the times. Sure, I love the web just as much as the next person, but that doesn’t mean it replaces my local library, or the services my local librarians offer me.
Yes, the initial argument for closing libraries is the economic situation the entire country is going through, but what Ryan and Menino conveniently left out of the discussion is the fact that when the economy goes bad, library use goes up. So where are all these patrons supposed to go now to use the library? And when Ryan and Menino propose we all turn to the BPL’s online services they also forgot to think about who has unlimited internet access, specially after they close down many of the city’s branch libraries.
There is also the issue of accessibility to the few branch libraries that will remain open. Boston is a city of public transit users. Most everyone I know here takes the bus, the subway, walks or bikes. This means many of us will have a much harder time reaching one of these few open libraries.
Yes, libraries offer us books, movies, and information in all kinds of formats for free. OK, some of these services can translate to the online scene – providing one actually has access to the web – but just as importantly, libraries build communities. It’s at the public library where many of us find out what’s going on in our neighborhoods, where we meet the folks who live down the block, where parents take their kids to make new friends. At the public library children can participate in story hour, you can get hands-on help with finding that elusive article Google can’t deliver, or you can learn how to knit from an elderly patron who is happy to teach you. At the public library volunteers meet patrons and teach them how to read and write, how to use computers, and how to access city resources. Librarians help people work on their resume, suggest good reading material, and organize free events such as movie screenings, exhibits, and interesting lectures. And as much as I appreciate the BPL’s online services, they can’t deliver comparable replacements for any of these experiences.
And why aren’t we talking about other, less drastic options? How about cutting the hours libraries are open, but still keeping all the branches open? Or reducing the number of online databases the BPL’s subscribes to? In an ideal world we shouldn’t have to make these choices, but given the reality I’d like options. I want some choice while deciding on the lesser evil.
If you want your real and online voice to be heard consider joining the “Say NO To Branch Closings of the Boston Public Library” Facebook group, which regularly organizes people to rally outside the physical library. You can also email Menino and Ryan and give them a piece of your mind!
Mayor Menino, mayor@cityofboston.gov
BPL President Amy Ryan, aeryan@bpl.org
Las sucursales de la Biblioteca Pública de Boston (BPL) están en la tabla de cortar, triste pero cierto. La primera ciudad de EE.UU. que ofreció a sus residentes el servicio de bibliotecas públicas está planeando la reducción de 15 de las 26 sucursales de la biblioteca. Lamentablemente, Amy E. Ryan, directora de la BPL, y el alcalde Menino están de acuerdo con este plan. Ambos han sido citados como sigue,
El hecho de que ellos tratan de hacer que este plan suene benigno, no significa que lo sea. Su idea de “ofrecer servicios con más éxito” depende en gran medida los servicios en línea de la biblioteca. El argumento de que ahora vivimos en un mundo basado en la tecnología y que debemos seguir el ritmo de los tiempos. Claro, a mí me encanta la web tanto como cualquier otra persona, pero eso no significa que esta sustituya a mi biblioteca local, o de los servicios que me ofrecen las bibliotecarias de mi barrio.
Sí, el argumentos iniciales para el cierre de las bibliotecas es la situación económica que país entero está pasando, pero lo que Ryan y Menino convenientemente dejaron fuera de la discusión es el hecho de que cuando la economía va mal, el uso de la biblioteca incrementa. ¿Ahora dónde se supone que irán todos estos usuarios a usar la biblioteca? Y cuando Ryan y Menino propongo que todos usemos los servicios en línea de la BPL también dejaron de pensar en quién tiene acceso ilimitado a la web, especialmente después de que cierren muchas de las sucursales de la biblioteca.
También está la cuestión de la accesibilidad a las pocas sucursales que permanecerán abiertas. Boston es una ciudad de usuarios de transporte público. La mayoría de toda la gente que conozco aquí toma el bus, el metro, caminan o andan en bicicleta. Esto significa que muchos de nosotros tendremos más dificultad en llegar a una de las pocas bibliotecas que permanecerán abiertas al público.
Sí, las bibliotecas nos ofrecen libros, películas, e información en todo tipo de formatos de forma gratuita. Bueno, algunos de estos servicios pueden traducir a un formato en línea – asumiendo que realmente se tiene acceso a la web – pero además de todo esto las bibliotecas construyen comunidad. Es en la biblioteca pública donde muchos de nosotros nos enteramos de lo que está pasando en nuestros barrios, donde nos encontramos con la gente que vive por la cuadra, donde los padres llevan a sus hijos a hacer nuevos amigos. En la biblioteca pública los niños pueden participar en la hora del cuento, usted puede obtener ayuda personal para encontrar aquel artículo elusivo que Google no le puede ofrecer, o usted puede aprender a tejer bajo el tutelaje de una viejita que con todo el gusto se ofrezca a ensenarle. En la biblioteca se encuentran voluntarios con otros usuarios que quieren aprender a leer y escribir, o a usar las computadoras, y cómo acceder a recursos de la ciudad. Los bibliotecarios le pueden ayudar a mejorar su hoja de vida, le sugieren buen material de lectura, y organizar eventos gratuitos, como proyección de películas, exposiciones, y conferencias interesantes. Y por mucho que aprecie los servicios en línea de la BPL, estos no logran ser un reemplazo comparable para ninguna de estas experiencias.
¿Y por qué no estamos hablando acerca de otras opciones, menos drásticas? ¿Qué tal si cortan las horas en que las bibliotecas están abiertas al público, pero manteniendo todas las sucursales abiertas? O podrían reducir el número de bases de datos en línea a las que se subscribe la BPL. En un mundo ideal no debería tener que tomar esas decisiones, pero teniendo en cuenta la realidad que me gustaría tener opciones.
Si usted quiere que su voz real y su voz virtual sean escuchadas considere unirse al grupo de Facebook llamado “Di NO al Cierre de las Sucursales de la Biblioteca Pública de Boston,” el cual regularmente organiza manifestaciones fuera de la biblioteca física. También puede enviarle un correo electrónico a Menino y Ryan y coménteles lo que piensa de la situación.
Alcalde Menino, mayor@cityofboston.gov
Presidente de la BPL Amy Ryan, aeryan@bpl.org